Un cíclope gigante aterrorizó a un pueblo entero, lo que provocó la visita de Hércules. Era cierto que el cíclope había arrojado a un árbol a un vendedor ambulante de togas y desviado el suministro de agua de la aldea para irrigar el viñedo sagrado de Hera. Pero Hércules aprendió que en cada conflicto había dos bandos. Resultó que los aldeanos habían perseguido a los cíclopes durante años. Hércules derrotó al cíclope en la batalla pero le perdonó la vida y los dos se convirtieron en aliados. Juntos, repelieron al secuaz sanguinario de Hera y los cíclopes hicieron las paces con los aldeanos.